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El gran salto a fútbol 11

  • Foto del escritor: arnaucirac
    arnaucirac
  • 6 may 2019
  • 2 Min. de lectura

ARNAU CIRAC


Hoy doy el salto, hoy arbitro el primer partido de mi vida en campo de fútbol 11. Hoy es también la primera vez de mi vida que vienen a ponerme nota. Los nervios se apoderan de mi desde que salgo de casa con mi padre hasta que me deja en la puerta del campo. Entro al vestuario y me encuentro a un colegiado veterano, intuyo que será él quien me hará el informe. Estoy en lo cierto, salgo al campo para empezar el partido y lo veo en la grada. Hacía tiempo que no estaba tan nervioso. Llamo a los capitanes, lanzo la moneda al aire y la recojo al vuelo. Ha tocado cara, el capitán favorecido decide cambiar el campo. Miro al reloj y queda un minuto para la hora estipulada de inicio, se me hace eterno el rato que tardan los chicos en posicionarse al campo contrario del que se encontraban. Activo el reloj y soplo lo más fuerte que puedo el silbato. El balón empieza a rodar y doy mis primeros pasos. Son demasiado pesados, no me encuentro cómodo, el campo se me está haciendo enorme. Pito la primera falta desde muy lejos porque mis carreras no están siendo lo suficientemente rápidas. El balón sale fuera de banda justo delante de la grada, señalo rápidamente hacia el lado izquierdo, pero ¡mierda! Era hacía el derecho, miro adelante mientras cambio rápidamente de brazo para señalar el lado correcto y descubro que sí, que el pensamiento que ha venido rápidamente a mi cabeza estaba en lo cierto. Ha sido justo delante del informador. Está el hombre con el que había coincidido en el vestuario observándome con una leve sonrisilla y con un boli en la mano para apuntar en su pequeña libretita. Justo en este momento se me cae el mundo a los pies, pero pienso, ¿de qué me sirve esto ahora? Quedan todavía 60 minutos de partido y muchas oportunidades para enmendar estos errores iniciales. En la siguiente jugada, el campo que en un principio se me hacía interminable, a lo “Oliver y Benji”, me parece diminuto. Mi cabeza ya no reacciona con miedo al reto de arbitrar en un campo de F11, sino energía y motivación. Termina el encuentro y vuelvo a pensar lo mismo que en el primer partido de mi vida: Aquí hay árbitro para rato…

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