"Lo importante es la coherencia con los dos equipos"
- Juez y Parte UAB
- 29 mar 2019
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 10 abr 2019
PAU ORTIZ RIBERA
Los espacios abiertos de una universidad, entre cafés o cañas, han acogido siempre los debates más agitados sobre cualquier tema. Hoy en el patio de la UPF, el campus universitario ubicado junto al parque de la ciudadela, toca, una vez más, futbol. Lejos de espectáculo y super estrellas, nos rebajamos al ámbito más regional y, en concreto, a una figura poco protagonista y en muchas ocasiones incluso, el antagonista más increpado. El árbitro.
Para ello hablamos con Marc Cerdan (1999), un joven del Eixample muy vinculado con el futbol sala. A sus tempranos 20 ha sido jugador, árbitro y entrenador (Vincit FC), llegando a combinar en ocasiones las 3 facetas del juego. “Conozco todas las miradas”, asegura.
“Jugar siempre ha sido una pasión, pero vas creciendo, cambiando de club y ves el futbol de otra manera, acabé interesándome por formar, trasladar lo que yo sé a generaciones nuevas, así que hace 4 años me saqué el título de entrenador de la Federación Española”. Tras un pequeño tira y afloja, dice que es mejor ser entrenador que árbitro. “Llena más moralmente y cómo trabajo es mejor en todos los sentidos”.

Cuando le pregunto cómo debe ser el árbitro correcto, vacila. Tras sacar el humo del cigarro y repasar el ambiente agitado de la facultad responde con prudencia: “depende de la categoría”. “Mi carrera ha girado entorno el futbol formativo, para mí un árbitro debe ser un juez imparcial y alguien formativo, que explique a los niños la normativa y les traslade los valores del deporte, es un tutor ético del juego”
De acuerdo con su trayectoria, tiene claras sus preferencias. Con orígenes en lo alto del árido Pirineo, siempre que ha pisado un campo se ha mostrado rudo, potente y adicto al balón. Le gusta la permisividad. “El futbol es un deporte de contacto dónde la potencia prima y da superioridad”, afirma convencido. “Me gusta que si se pita algo me den un por qué, pero no que se pite todo, interrumpir mucho el juego no es bueno ni para jugadores ni para el público. Lo más importante es que el árbitro sea coherente con los dos equipos, que aplique el mismo criterio.
Finalmente, entre risas, reconoce que cuando a él le toca colgarse el silbato siempre prima la ley de la ventaja…Un recurso infalible para no jugársela. Las faltas de temperamento durante el juego entre rivales o increpando algo al árbitro son muy habituales en el futbol profesional fruto de la tensión por lo que hay en juego.

Erróneamente, muchos menores de categorías formativas imitan estos comportamientos tan poco ejemplares, algo que se traslada, también, a las gradas, dónde esos padres y madres fanáticos sueltan insultos a diestro y siniestro. Sin embargo Marc no es así, ni cómo jugador ni cómo entrenador. Ni Luis Suárez ni el Cholo Simeone. Sonriente y de carácter afable, asegura que no discute con árbitros “Aquí todos somos humanos y estamos haciendo nuestra labor lo mejor que podemos, jugadores, entrenadores y árbitros fallamos. Además con el tiempo aprendes que es algo que no vale la pena, son la autoridad, tienes las de perder”. Cree que el error más habitual en árbitros de categorías formativas es la falta de interés. “El partido no atrae, te aburres, estás ahí para cobrar e irte…Con esa actitud se dan más errores”.
Finalmente hemos entrado en temas más generales y trascendentales. “Es realmente imprescindible un árbitro?”, le he planteado. Marc es estudiante de ingeniería y como apasionado del progreso mediante la ciencia y la tecnología piensa que no. “El VAR ya es un gran avance que permite volver a lances del juego y modificar decisiones arbitrales erróneas, hacía tiempo que era necesario, desde que existen cámaras. Creo que la tecnología acabará pasando por encima del árbitro, quizás en unos años tenemos pelotas que cambian de color al salir fuera, pasar la línea de gol o notar un contacto entre jugadores”.
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